jueves, 20 de marzo de 2014

Reseña: La soledad de los muertos, óleo sobre lienzo.




Hace unos días os comentaba que algunos autores me habían mandado sus novelas para que, cuando pudiese, les echara un vistazo. Pues estas fallas me he quedado hasta las tantas leyéndolas a medias porque entre petardos y verbenas aquí no había quién pegara ojo y a medias porque las novelas me tenían enganchadísima.

Aunque intento leer respetando el orden de recepción esta vez me lo salté y empecé  por la de Rosa Pérez Lucas, titulada La soledad de los muertos. Óleo sobre lienzo porque la historia estaba situada en Valencia y me picaba mucho la curiosidad. Ya os conté de qué iba aquí, así que no me voy a repetir, ¡vamos al turrón!
Bien, digamos que la novela cubre tres líneas temporales. Por un lado tenemos la vida del pintor valenciano Pau en la actualidad quién se enfrenta al desafío de plasmar en el lienzo el cúmulo de experiencias y sentimientos que marcaron su juventud y que ahora parecen el eje vertebrador no solo de su vida sino de su expresión artística. Así pues su tarea de reflexión pictórica le lleva a rememorar un verano en su adolescencia cuando la vida se tornó real y hubo de enfrentarse no solo a una aventura sin precedentes sino a las consecuencias que acarrea siempre el conocimiento de aquello que muchos tratan de mantener en secreto. Por último la tercera línea temporal, ajena a Pau pero conectada con su vida de alguna manera, transcurre en la España de finales del siglo XIX, en las intrigas palaciegas de la Corte de Isabel II.
Personalmente me gustan las historias que conectan distintas épocas a través de personajes que no se conocen pero que están conectados de alguna manera. Es el estilo de Kate Morton, por ejemplo, y bien llevado da lugar a historias que te mantienen en vilo casi hasta el último capítulo. Sin embargo también es, en mi opinión, una apuesta arriesgada que puede confundir al lector o perder la coherencia en base a relaciones tan peregrinas que pueden poner en peligro la verosimilitud que hace fuerte a toda ficción. En la novela de Rosa Pérez nos encontramos con un ejercicio difícil de solucionar porque entre Isabel II y un pintor valenciano que vive en el Cabanyal la distancia no es grande, es monstruosa. Sin embargo pese a la presunta independencia entre ambas historias, que por cierto ocupa tres cuartas partes del libro, la autora soluciona esa triple vía temporal entrelazando las historias de una manera no solo consistente sino altamente interesante. Sin duda mantiene la tensión hasta el último momento y aunque en ocasiones la historia se desboca y roza la ciencia ficción, en general engaña al lector que por momentos puede dudar de si aquello que se narra es historia o realidad. Y creo que el truco radica en salpicar la mentira novelesca con pizcas de verdad aquí y allá. El resultado es tan bueno que terminado el epílogo no pude sino googlear el nombre del protagonista para cercionarme de si aquello había sido, o no, fruto de la imaginación del autor.
Tenemos un electo de personajes interesantes que llaman a la curiosidad del lector. Pese a que ninguno carece de psicología propia, sin embargo encontramos algunos altibajos, siempre desde mi lectura personal, entre unos y otros. Por ejemplo, el personaje de Isabel II está tan bien trazado que hasta entiendes el porqué de muchas de las decisiones menos acertadas de la reina niña; no obstante otros como el silencioso Marcelo pasan a un segundo plano sin apenas unas líneas cuando su presencia es esencial en la coherencia entera del relato. En mi opinión hay mucho esfuerzo en la recreación de la parte histórica pero le falta un poco más de cuerpo en el coro de personajes que le dan profundidad a la Valencia de los setenta.
Lo cual me lleva a apuntar que, aunque nunca he sido amante de la novela histórica porque la Historia se me atraganta (igual tuvo que ver con algún mal profesor, pero mejor no señalemos a nadie), he disfrutado casi más con la parte más histórica (hechos y milagros de Isabel II) que con la otra. Si la obra se centrada exclusivamente en esa visión particular de la historia de España tampoco sería una mala idea. Es más, tal vez esta parte es la que mayor trascendencia filosófica-social-política-religiosa tiene, pues plantea (y no quiero espoilear a nadie) las incoheencias entre lo que muestran los poderosos que son y su verdadera naturaleza. ¡Hasta aquí puedo leer!
En definitiva, un libro interesante y bien escrito que seguro que os mantendrá leyendo hasta altas horas de la madrugada. Así que si quereis adquirir el ebook al maravilloso precio de 0€, solo teneis que entrar aqui. Sin duda en este caso se cumple aquello de que el valor no lo marca el precio.

lunes, 17 de marzo de 2014

Reseña: La bibliotecaria de Auschwitz.

Le tengo un tanto de amor-odio a las novelas sobre el holocausto. Desde que leí los testimonios de judíos que habían sobrevivo a los campos como Jean Ámery, Viktor Frankl o Primo Levi, la ficción me ha resultaba forzada y con tendencia a explotar el dramatismo perdiendo el punto de serenidad de las historias reales. No pude pasar de las primeras páginas de “Vida y Destino”, de Vassili Grossman y aunque leí -a medias por presión social a medias porque es muy corto y para cuando me quise dar cuenta ya lo había acabado- “El niño del pijama a rayas” de John Boyne, aún no he perdonado al autor por hacer un retrato tan simplista de una situación con tanta complejidad. Pero pese a mi reticencia, sigo recordando con cariño la lectura de "La ladrona de libros" de Markus Zusak y cuando leí la sinopsis de la novela que hoy reseño, me pareció encontrar entre ellas ciertas similitudes interesantes. Anoche terminé de leer la novela de Antonio G. Iturbe y me quedo con la sensación de que es un cielo con nubes y claros...
Comencemos explicando de qué va el asunto: "La bibliotecaria de Auschwitz" está basada en la vida real de Dita Kraus, rebautizada en la ficción como Dita Adlerova. Con apenas 13 años, Dita es una prisionera judía en el campo familiar de Auschwitz. Ese campo es una excepción ya que a las familiar judías se las permite permanecer juntas. Allí a los prisioneros no se les rapa el pelo y a pesar de las condiciones horribles del lugar (frío, hambre, trabajos forzados,...) los niños y ancianos no son desechados. De hecho se reserva un barracón para los niños, donde tienen una suerte de instrucción escolar. Allí nuestra protagonista ejerce como disciplinada bibliotecaria de una exigua biblioteca de 8 volúmenes.
La historia de este espacio 'diferente' en un campo archiconocido como el de Auschwitz es una de las ventajas de la novela. La premisa es interesante y los personajes también. Quizás los problemas vienen cuando el autor intenta subir la intensidad de los párrafos con frases de esas que quedan bien en los sobrecitos de azúcar. Una última metafora bien zurcida, una frase lapidaria sobre la vida y la muerte, un aforismo que podría estar recién salido de un libro de Jorge Bucay... A mí esa última indicación de que el momento que se narra es muy intenso, me sobra.
Los personajes tienen una profundidad que a veces asombra y otras se echa en falta. Si tuviera que elegir a uno de entre todos me quedaría con el profesor Morgenstern. Es un personaje secundario sin una trascendencia especial en la trama que sin embargo hace palidecer a personajes principales que deberían estar menos acartonados. De hecho el autor introduce personajes 'conocidos' como el doctor Mengele que, medio desdibujados, pierden solidez y su presencia resulta casi accesoria (como el guiño a la presencia de Ana Frank, absolutamente prescindible). Otros como el bueno de Fredy Hirsch, también basado en un hombre de carne, gana más cuando la historia habla de él que cuando él mismo aparece en escena ¡Qué cosa más rara!
La historia es repetitiva y bastante lenta los primeros capítulos pero coge un ritmo vertiginoso en los últimos. Si estuviera más compensado sería más agradable de leer ya que yo estuve tentada de dejarla varias veces al principio pero leí el final como si nada. Una lástima.
Obviamente no es una novela de risas, las escenas dramáticas se sucenden a cada pocos capítulos, pero pese a lo lacrimógenos de algunos de los escenarios, creo que son demasiado tópicos como para caer en ellos. De hecho, personalmente  me emocioné más leyendo el epílogo dónde el autor cuenta su entrevista con la verdadera Dita que con gran parte de la novela. Quizás incluso hubiera agradecido más leer una entrevista extensa con ella, o quizás un recopilatorio de sus experiencias no novelado.

En definitiva, es una novela entretenida que probablemente agrade a quien le gusten las historias que retratan aquella época. Probablemente también guste a quien busque esa conocida oda a los libros (porque al final termina siendo eso) que pueden transportarte a cualquier lugar del mundo aunque mientras lees tengas los pies enterrados en el fango helado de un campo de extermino. Está bien escrito, la historia está bien, pero pese a ello pasa sin pena ni gloria por mi estantería virtual. Uno más sobre el holocausto, sin novedad en el frente.

jueves, 6 de marzo de 2014

Novelas que llegan, poetas que se van


 

Hoy leo en el periódico que Leopoldo María Panero falleció anoche, antes de tiempo, como ocurre siempre. La poesía no es mi fuerte, pero debo reconocer  que a la de Panero le tengo un afecto especial que empezó cuando leí su tierna introducción a mi volumen de Peter Pan. De ella rescato esta frase:
 






La llamada locura no es sino una regresión a la infancia   


El invierno se lleva consigo a uno de los grandes de la poesía y con la primavera, en otro nivel, llegan a mi correo algunas novelas de nuevos autores que tienen a bien compartirlas conmigo. Espero  ir leyéndolas poco a poco y dejaros mis comentarios, mientras tanto os los presento para que los vayamos conociendo:

Fernando Claudín di Fidio nos trae dos novelas que define como histórico-románticas y cuyas portadas y sinopsis así como sus enlaces a Amazon (que podeis seguir pinchando en la cubierta) os dejo a continuación:

El último cabalista 

Rodrigo, alférez  es un joven que ha emprendido la carrera de las armas para seguir los pasos de su padre.
Durante el asedio al castillo de San Jorge, en Cefalonia, Rodrigo se enamora de Dana, una judía que había abandonado España junto a su padre. 
Mientras participa en la victoriosa campaña de su señor, Rodrigo descubre que el padre de su amada es nada menos que Adif ben Avshalom, el último cabalista, y por lo tanto el poseedor de la clave esotérica según la cual se rige la Creación entera... 


Amor prohibido

Tras la llegada de las tropas napoleónicas a la capital de España, Lis, una costurera de familia muy modesta  conoce a Edmond, un apuesto edecán de Murat.  A partir de ese momento se embarcan en un amor prohibido que parece atentar contra todas las normas, incluida la del sentido común, debido a las notables diferencias culturales y de clase que separan a los amantes.





Rosa Pérez Lucas también nos tra novela histórica con su trabajo: La soledad de los muertos, óleo sobre lienzo. Podeis acceder a su blog a través de la portada:

calle Portada 

Pau es un excéntrico pintor valenciano, que a través de su último lienzo, nos invita a bucear en un episodio de su adolescencia enmarcado en los últimos años del franquismo. Un relato que descubre lo que comenzó siendo una aventura de verano junto a sus dos amigos, y que desemboca en una rocambolesca historia de secretos de familia, escándalos sexuales, apariencias y falsedades con el trasfondo de la iglesia más puritana, donde con grandes paralelismos a la actualidad, va desgranando los misterios que casi cien años atrás alteraron la Corte de Isabel II, llevando las consecuencias hasta nuestros días.



Y por último, pero no por ello menos importante, Nicholas Wells, nos trae Apocalipsis el primer volumen de una trilogía sobrenatural. 

 Apocalipsis centra su historia en un pequeño pueblo de Colorado llamado Little Rock. Un precioso y tranquilo lugar que se verá amenazadopor un devastador virus que aniquilará rápidamente a su población. Lo que en principio es confundido con ataques de animales salvajes, se acabará convirtiendo en una indetectable infección que afecta al comportamiento humano provocando daños auto-infringidos y violentos ataques incontrolados. Pronto se darán cuenta de que Little Rock no es el epicentro del ataque, solo una pequeña vícitma más de un ataque mundial...