jueves, 11 de septiembre de 2014

Reseña: Porvenir

Entre mis lecturas veraniegas han estado varios libros de autores que han tenido el detalle de mandarme sus obras para que las lea y reseñe. Una de ellas ha sido Porvenir de Pablo García, y a ella quiero dedicar el post de hoy.

Personalmente no soy muy amiga de las aventuras espaciales. He leído algo de Isaac Asimov y por supuesto Esfera de Carl Sagan, pero poco más, así que desde mi poca experiencia en este género, me meto en el lio de opinar sobre Porvenir, una novela breve, unas 150 páginas, de ciencia ficción. Pese a, como decía, no ser un género que me atraiga demasiado, he de reconocer que la novela de Pablo García me ha resultado muy entretenida. Es más, la leí sin interrupciones en una tarde por un lado porque su extensión lo permitía y por otro porque su argumento me mantuvo en ascuas desde el principio a fin.
Aunque podeis leer la sinopsis oficial (y llegar a los links de descarga) aquí, yo propongo una alternativa y la defino como una distopía futurista disfrazada de utopía. La búsqueda de una Tierra nueva en los confimes del universo para sustituir a nuestro agotado punto azul. La propuesta es interesante y después de haberme aficionado este verano a la reedición de Cosmos: a space odyssey , todavía me  atraía más. Así pues, con esta premisa arranca la novela, introducciéndonos en la nave Porvenir, como uno más de sus tripulantes, en la misión de encontrar un nuevo hogar para la humanidad. 
En una forma bien construída que parece reforzar el ambiente de opresión y soledad del espacio, imperan en la propuesta de García, las voces indirectas e interiores de los protagonistas. Cabe lamentar una mejor construcción de los diálogos e interacciones que tienen, en mi opinión, una estructura más oscilante, siendo a veces geniales y otras demasiado parcas o superficiales. En cualquier caso, constituyen un plano secundario pues a pesar de la acción, que sin lugar a dudas está presente en ella, cobra más relevancia y parece más repensado y estructurado el aspecto reflexivo sobre los hechos que se van sucediendo. 
Tal vez se echa en falta una mayor construcción de los personajes, de su complejidad, de sus historias. A pesar de las  situación que les envuelve (y que no contaré para no destriparle a nadie lo que creo que es un argumento que consigue, y debe, mantener al lector en vilo sin spoilers) no he terminado por encariñarme con ninguno de ellos. Esta es mi principal crítica. Quizá por lo apresurado de los acontecimiento, o porque el foco alumbra más el escenario que a los actores, los personajes resultan demasiado planos para mi gusto. Y es que, en mi opinión, una historia tan interesante, que plantea dilemas de tanto calado, desarrollada con un poco más de profundidad pasaría de ser buena a ser genial. 
Así pues, aunque me quedo con ganas de haberme asomado más a algunas partes que la narración sugería pero no terminaba de mostrar; y haber conocido más a los personajes con los que he compartido la aventura, me queda la sensación de una novela bien escrita, bien documentada y cuyo suspense mantiene la atención del lector desde la primera línea hasta la última. ¡Mi sincera enhorabuena a Pablo García!   
 

jueves, 4 de septiembre de 2014

Shakespeare and company

Tras esta pausa veraniega, retomamos las publicaciones con un post colaboración firmado por Sonia.

29 de agosto de 2014
Shakespeare and company
37 Rue de la Bûcherie
75005 Paris, Francia


Es turística, es antigua y aún así la parte de arriba está prácticamente vacía, donde te invitan a coger un libro y leer. Y sin saber por qué la vejez de los cimientos, los objetos desgastados por el tiempo y por el uso siguen vivos. Máquinas de escribir que esperan ser tocadas, un piano anhelando que un dedo o dos o tres se posen en él, sofás, sillas que han visto más culos que tú y yo juntos. Aunque advierten de que no se pueden hacer fotos, la gente se lo pasa por el forro. Yo no, quien quiera sentir lo que es estar aquí que no se conforme con una foto, que venga, pero que no asista con prisas, con la necesidad de hacerse la foto y seguir el tour turístico. Que se siente, coja un libro si lo desea o no; que simplemente sienta y piense o que escriba lo que siente.
Tal vez hoy me encuentro especialmente bohemia y metafísica, e incluso la llegada de turistas hablando cargados con sus móviles empieza a molestarme. ¡Idos de mi pequeño santuario temporal! Y sí, posiblemente, la disposición de todo en ella haya sido creada para sentirte así, que sea un elemento más de la lista turística, una falsa decoración para sentirte vintage, hipster, cool o como quieras llamarlo.
Sin embargo, hoy me niego a analizar, a observar con los ojos de la lógica y me dejo llevar: me siento en una butaca marrón ajada, al lado de un ventanal con una mesa de madera y una máquina de escribir (de esas que ya no se utilizan porque son un vestigio del pasado), rodeada de estanterías llenas de libros, un sofá, bancos, dos o tres personas, unas cuantas fotografías y un cuadro imperfecto de colores estridentes del Quijote y sus molinos. Ven, acércate, solo, sin compañía, en soledad o acompañado en silenciosa complicidad por aquel que sabes que te va a leer los ojos mientras tienes esa mirada plena.
Empiezo a sentir frío, por el ventanal entra una brisa de agosto inconcebible en el mediterráneo, y me quedo inmóvil pensando cómo continuar esto. Quizás sea mejor dejarlo así, coger un libro y…

P.D. justo cuando dejo de escribir giro la cabeza a la derecha y me encuentro un libro en español, de los pocos que debe de haber en esta biblioteca de Sylvia Beach: Extraños en un tren de Patricia Highsmith. Me voy, ha sido suficiente emoción por hoy.