martes, 30 de octubre de 2012

El evangelio de los reyes magos

Seguimos con las reseñas de autores que han tenido el detalle de pasarme sus novelas e invitarme a dar mi opinión tras su lectura. Hoy, en estricto orden cronológico, le toca el turno a Jesús Zamora Bonilla y su novela: El Evangelio de los reyes magos. Iba a guardarla para Navidades para hacer algo en plan temático, pero viendo que el super ya ha sacado los turrones (junto con los caramelos de Halloween, ellos mismos se están agobiando con lo de las campañas festivas) vamos a adelantarnos nosotros tambien intentando hacer fusión en plan 'pesadilla antes de Navidad':
Vamos al turrón! Debo reconocer que autor no me era del todo desconocido. Catedrático de Lógica y Filosofía de la ciencia por la UNED, en casa de dos licenciados en filosofía y actualmente doctorandos de precisamente esa especialidad, era difícil que no fuera así. De hecho tampoco su obra me era ajena, en casa somos asiduos a su blog (el cual recomiendo sinceramente y podeis visitar a través de este link: A bordo del Otto Neurath) además tenemos alguno de sus libros de no ficción en papel  y también otros en versión ebook. Así pues, la idea de que hubiera escrito un relato de ficción y habida cuenta de su especial sentido del humor y perspectiva filosófica a la hora de abordar el ensayo filosófico, no me hacían falta muchas más razones para lanzarme a la lectura.
Cómo él mismo la define, y yo concuerdo, ‘El evangelio de los reyes magos’ es una novela de intriga, epicúrea e iconoclasta, con esta definición y viendo su volumen (553 páginas en un pdf de DIn-A4) la inmersión se aventuraba de lo más interesante.
A grandes rasgos, la novela trata de un supuesto evangelio, perdido durante siglos, donde se pondría en tela de juicio grandes pasajes del relato bíblico ortodoxo en relación al nacimiento e infancia de Jesús. Obviamente y como el título anuncia, todo el asunto de la adoración de los magos, su original GPS estelar así como sus insignes presentes al recién nacido,  tal y como nos lo han contado sufriría grandes reveses a la luz de ese ‘nuevo Evangelio’, no obstante no solo esa parte de la historia base de la cristiandad se verá amenazada y es por eso que, la obra sacude las vidas de personas de muy distintas naturalezas que, por unos motivos u otros, ven en el Evangelio un compromiso peliagudo que pondrá pata arriba su vida.
La recreación de los distintos marcos históricos en los que se formula esta novela que salta en la línea temporal adelante y atrás con bastante acierto, es impecable. Sin lugar a dudas desde las escenas acaecidas en la II Guerra Mundial, como las que se desarrollan en la más terrible actualidad de la prensa rosa y las telecomunicación, han sido estudiadas y documentadas de manera que trasladan al lector suavemente instalándolo en contextos exóticos y desconocidos como si fueran familiares. En este sentido,  una de mis escenas preferidas (aunque terriblemente cruel) es la que abre el libro y que se desarrolla a lo largo de Prólogo. Esas primeras páginas me recordaron a las primeras escenas de Malditos Bastardos (Inglorious Bastards) de Quentin Tarantino, que también me resultan estremecedoras.  Mientras leía casi podía ver aquello que me estaba contando el autor, y lo que allí se relataba me dejó profundamente impresionada. Sin lugar a dudas eso es lo que busco cuando leo un libro, que me sacuda la imaginación y me emocione. La apertura en este sentido es digna de todos los elogios posibles.
Mientras leía, una idea se iba formando en mi cabeza: usualmente los libros de intriga  me impulsan a adelantar páginas con tal de descubrir de una vez el misterio. Muchos de estos libros los leo dos veces, una rápidamente para saber quién es el asesino o dónde está el tesoro o resolver cualquiera que sea el objeto o sujeto de la intriga, y otra para enterarme bien de cómo los personajes llegan a descubrirlo porque con las prisas en la primera lectura no me entero. (Bueno, al menos no hago como mi abuela que antes de empezar el libro se leía el último capítulo para evitarse la angustia durante la lectura. ) El caso es que, en esta ocasión de poco me valía adelantar páginas, así que en cuando pasaba unas cuantas en busca de respuestas, volvía cabizabaja hacia atrás a releer lo que me había saltado porque las respuestas no parecían llegar nunca, al contrario, parecían salpicadas en el grueso menos ‘emocionante’.
Y es que, cuanto más avanzaba en la lectura, más me daba cuenta de que El Evangelio no era más que un MacGuffin, palabreja del panorama cinematográfico que me ha enseñado la Sexta3 y que procedo a explicaros por si alguno, como una servidora hasta hace dos semanas, no conoce: es un elemento de suspense que hace que los personajes avancen en la trama pero que no tiene relevancia para la misma. Porque, a través del Evangelio conocemos personajes de índoles muy distintas, bien construidos, con historias personales interesantes y carácteres marcados y curiosos. Imposible no sentir un ataque de protección casi maternal hacia el pobre Ernesto Salaberri con su inocencia arraigada hasta el tuétano, o querer saber más de la vida y misterios de Klaus, o incluso de la  sorprendente Jacinta. Y todo ese coro de personajes diversos se interrelacionan, sin comerlo ni beberlo, por ese MacGuffin en forma de antiguo texto,  mostrando aquello que decía la teoría de los seis grados de separación: que cualquier persona del planeta (un exnazi, una condesa asidua a los programas del corazón, una quinceañera con un profesor de historia que es un ‘peñazo’…) está conectada a cualquier otra a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (entre ellos, por ejemplo, un códice de 2000 años de antigüedad).
Quizás precisamente, esa baza tan fuerte en la novela: la riqueza de sus personajes y el espacio (las páginas) concedidas a darles una vida particular a cada uno y a establecer los hilos que amarran a unos con otros, es también la parte que, en cierto modo, me ha resultado más criticable. A medida que avanzaba en el libro veía que cada vez me quedaban menos páginas para que todo se resolviera y viendo la cadencia con la que las cosas se habían ido desgranando, veía anunciarse en el horizonte un final apresurado que me dejaría a medias. Evidentemente así ha sido. Después de una larga historia inicial y un extenso desarrollo, encontramos con que la resolución del hecho central se despacha en unas pocas docenas de páginas que cierran un final sin posibilidad de continuidad. Es cierto que mantener un ritmo pausado como el que llevaba el grueso de la novela hubiera precisado de otras seiscientas páginas y un libro de tal magnitud terminaría, probablemente, siendo tan tedioso para el autor como para el lector. No puedo sin embargo echar en falta un final un tanto más estruendoso. Al fin y al cabo, lo que se da a conocer del Evangelio (donde por cierto el autor demuestra su conocimiento historiográfico y filosófico una vez más y de la mejor manera posible), es algo tan extraordinario, irónico y original que yo le hubiera dado más protagonismo (por pedir, ¿no?). Pero bueno, leedlo y opinaremos, no quiero espoilear nada de nada.
Otro de los aspectos ‘negativos’, si podemos considerarlo así, de la novela es que quizás es demasiado ambiciosa en relación a las historias secundarias que van surgiendo de las ramas principales de la rama. Urdimbres de los programas de corazón, corrupción política, trasuntos amorosos, académicos o personales. Es cierto que enriquecen el conjunto, pero en cierto modo hacen perder la continuidad del hilo principal (sobretodo, y para mi gusto, toda la historia política entre Germán y Laura: demasiado ajena al grueso para concederle tantas páginas. Aunque no por ello menos interesante. Quizás incluso diera para una novela independiente, pero en esta me sobra bastante).
En general la valoración es más que positiva. Me ha gustado mucho tanto el tono en el que está redactado (donde el rigor y la buena prosa se mezclan con geniales toques de humor y apariciones estelares del narrador omnisciente) como la historia y los personajes (aunque los apellidos de estos en ocasiones han sido tan extravagantes que me hacían perder el hilo de lo que estaba leyendo: Valmojado?, Entranvasaguas?... desconcertantes, pero geniales), si bien como he dicho, quizás es demasiado extensa en algunas partes y abunda en una pormenorización de los detalles muy interesante (lo cual personalmente, es una de las estrategias de autor que busco cuando leo una nueva novela), también en ocasiones es extenuante y prescindible. Como relató el autor en su blog, la editorial no ha querido darle cabida en su catálogo no saben lo que se pierden, y lo que gana la blogosfera teniendo al alcance de un click esta novela que supera en mucho a bastantes novelas publicadas a bombo y platillo (ejemplo… ‘si tu me dices ven lo dejo todo, pero dime ven’… ejem) presentadas a doble paginado en los catálogos y que no valen ni la tinta empleada en la promoción.
Una curiosidad o pregunta: El autor en su incursión en el mundo adolescente de la mano de la pequeña Maite, nombra en repetidas ocasiones el Tweejo  quien es a todas luces el conocido ‘Tuenti’, ¿me hago vieja y los jovenzuelos lo llaman así?, ¿es una estrategia del autor para no nombrar lo que no debe ser nombrado por derechos de autor?, llevo pensando en eso toda la novela principalmente porque la palabra Tweejo me suena fatal de los fatales.


Hasta hace unas semanas la novela era de acceso público porque todavía no había sido publicada, como he dicho  líneas atrás, y pretendía poneros aquí el link correspondiente ya que recomiendo encarecidamente su lectura. Sin embargo, a día de hoy observo que el blog donde radicaba ha sido dado de baja y entiendo, por lo tanto, que puede que alguna editorial haya reconocido la valía de la misma y se haya decidido a publicarla. Si es así, auguro un buen porvenir a la obra y mi más sincera enhorabuena al autor.

viernes, 26 de octubre de 2012

I am writting on Friday

El otro día mi pareja y yo estábamos viendo las noticias. En 10 minutos salieron imágenes de las cargas policiales en la 5ªhuelga general de Grecia en lo que va de año, un exmilitar clamando por proclamar el estado de guerra contra Cataluña si esta continua en su línea independentista, las manifestaciones por los recortes en educación, la sonrisa profident de los políticos a los que se la suda bastante la situación del pueblo y, para colofón, la amenzada de la troika diciendo que en los próximos meses la cosa va a ir a peor.
Me giré (melena al viento, gesto arrugado en clara señal de indignación) y le dije:
- Pero es que, viendo todo esto, ¿qué futuro nos espera? - (Y me refería a todo en general no a nuestra relación de pareja, que esto es un blog comprometido, no una película romántica, por favor :P)
- ¿Futuro? - Me dijo él abriendo mucho los ojos- Nosotros no podemos pensar en futuro porque no tenemos. Nosotros vivimos en el Present continous: I am watching TV, We are eating...
Y a mí me dió el ataque de risa por esa síntesis tan clara de lo que es nuestra vida: Present Continous, igual también algún segundo condicional: If I were rich I would...

jueves, 18 de octubre de 2012

Viernes de Recortes: la tijera y la educación

Un viernes más y el clac, clac, clac de las tijeras sigue siendo la banda sonora de cada comparecencia del gobierno.
Esta semana le ha tocado al sector educativo mostrar su disgusto hacia ellos. El acto principal ha consistido en una huelga sin precedentes, de 72 horas de duración, convocada por la asociación de padres y madres de alumnos y el sindicato de estudiantes y que ha afectado a todas las etapas educativas. Una vez más, el hecho de que la ciudadanía exprese su desacuerdo con las medidas de crueldad austeridad  que está adoptando el gobierno, no ha sentado bien en las altas esferas y hemos podido oir declaraciones como las que siguen:
  • "Yo cuando iba al instituto, las huelgas las organizaban los de Batasuna", (Alfonso Alonso)
  • "Los padres que apoyan las movilizaciones son irresponsables por apoyar una propuesta radical, de extrema izquierda y antisistema" (Ministro J.I.Wert(güenza ajena))
  • Los alumnos hacen estas manifestaciones porque no quieren que se les imponga un sistema educativo mejor que les exija más porque ellos prefieren la comodidad del que tienen ahora y que nos les exije ningún esfuerzo. Y encima los padres apoyan seguir con este sistema para que sus hijos sigan sin esforzarse. (Escuchado en el programa 'Al rojo vivo' de un periodista del ABC del que no recuerdo el nombre).

Pues yo estoy orgullosa de los estudiantes que salen a la calle y defienden sus derechos porque si aun hay fuerza para llenar las calles es que la educación está haciendo algo bien.
Y habrá quién me diga que las huelgas estudiantiles son solo una excusa para quedarse en casa durmiendo. Pues qué quiere usted que le diga, cuando yo estaba en el instituto en el plazo de dos años hice montones de manifestaciones y huelgas: caceroladas porque la costa gallega estaba muriendo por culpa del chapapote y por la incompetencia de los altos cargos que manejaron la situación (mira tú, uno de ellos ahora es presidente del gobierno, qué cosas), manifestaciones para decir No a la guerra, una guerra injusta en la que nos metió el señor 'Ansar' que entonces estaba tan agustito con el seños Bush y otros dirigentes de la misma estofa; minutos de silencio y concentraciones por los atentados del 11S y también por el 11M (bueno, esa me pilló en la Universidad, pero en 1º). Y, por cierto, no recuerdo si nos tildaron de radicales, antisistemas o terroristas, lo que sí recuerdo es que  poca gente se quedaba en casa (igual que ahora). Al contrario la mayoría estabamos indignados y pensábamos que lo mínimo que podíamos hacer era salir a la calle,.
Pero los que pasaban de todo también estaban entonces (igual que ahora), y se quedaban en casa y a veces ni siquiera sabían de qué iba el tema, solo sabían que había 'fiesta'. Gente así hay en todas partes y en todas las épocas, claro está, y al gobierno les encantaría que fueran mayoría, una ciudadanía calladita que aceptara todo sin chistar... Lo siento, hoy aun hay mucha gente despierta, con capacidad crítica, dispuesta a luchar. Y los jóvenes puede que aún sean jóvenes pero no son tontos y saben lo que quieren y por eso salen a la calle.
Como decía, parece que la educación ha servido para algo... quizás por eso tienen esa obsesión con destruirla.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Secretos de un seductor

Hace tiempo os comenté que David del Bass se había puesto en contacto conmigo para pedirme una reseña de su libro Secretos de un seductor, facilitándome para tal fin una copia en ebook del mismo (aprovecho para recordaros, que el autor me invitó a compartirla con quien así me lo pidiera). Bien, tras muchas semanas en las que he tenido otras lecturas (y reseñas) entre manos, le toca el turno al trabajo de nuestro amigo David así que, vamos allá:

La sinopsis que leí del libro de Del Bass, radicó en la carta de presentación que constituía el cuerpo del email, donde el autor describía su libro, en los siguientes términos:

"He intentando hacer un libro ameno y entretenido, que pueda ser leído tanto por hombres como por mujeres, y que busca el objetivo de intentar abrir los ojos a aquellas personas que no tienen mucha suerte en sus relaciones, aprendido que si no cometes una serie de errores comunes, mejoras tu actitud y la autoestima, puedes mejorar tus relaciones y ser feliz solo o en pareja.

No es un manual de seducción al uso, sino que esta novelado, basado en mis experiencias personales antes y después de conocer el mundo de la seducción."

Me alegré al leer eso de que estaba encaminado a un público tanto masculino como femenino ya que, pensé, sería muy aburrido leer un libro que nunca podría asumir desde mi perspectiva de mujer de veintitantos (cada vez más 'tantos' que 'veintis'), eso parecía un punto a favor de libro. Con esta idea en la cabeza comencé una lectura que se prolongó mucho en el tiempo ya que me vi en la necesidad de intercalarla entre otras pues, 'Secretos de un seductor', no conseguía mantener mi interés durante muchas páginas seguidas.

Por dirigirnos desde lo general a lo particular, diremos que el estilo literario no es especialmente reseñable; en otras palabras: muy asequible, poco loable; pero como en este caso importa más el contenido, tampoco podemos cargar porque no nos encontremos ante el próximo premio nobel de la literatura.
Ciertamente los capítulos alternan una parte en plan 'manual de instrucciones', 'recomendaciones y consejos' o, 'aspecto científico de la seducción' en el que se nos señalan de forma pormenorizada las técnicas para lograr ligar, los errores comunes, etc. Y otra 'novelada/autobiográfica', relatada en primera persona, donde el autor nos cuenta sus inicios en el mundo de la seducción, nos habla de sus maestros y nos cuenta sus intentos (algunos fallidos y otros exitosos) en diferentes zonas de fiesta, para seducir a las señoritas del lugar poniendo en práctica los consejos básicos que ha ido aprendido en diferentes lugares de la red y que se nos exponen como antes he señalado.

El objetivo de 'Secretos de un seductor' es ayudar a los hombres (a doscientas y pico páginas desde el inicio yo seguía sin ver esa posible orientación hacia un público femenino) a convertirse en verdaderos Don Juanes, capaces de conseguir a cualquier fémina que se cruzara en su camino siguiendo lo que parecen consejos que se mueven entre la autoayuda y la psicología de manual.
Poniénome en la piel de un chico que recurre a este libro en aras a mejorar sus armas de seducción, no quedé muy satisfecha. El libro me parecía muy repetitivo volviendo una y otra vez sobre las mismas ideas, diciendo algo de una manera y reformulándolo dos líneas más abajo de otra, pero sin desarrollarlas nunca plenamente. Las primeras 150 páginas era todo preámbulos pero poca información clara. Y cuando llegaron las respuestas estas tampoco estuvieron a la altura de mis expectativas:  Ejercicios de relajación para calmar la ansiedad, estrategias de autoafirmación y algunos consejos básicos sobre higiene, por ejemplo, que son aplicables tanto en el espacio de la seducción como en el laboral, y cualquier otro lugar donde se precise de la interacción social. No me parecía que se estuviera inaugurando, pues, un nuevo ámbito desconocido hasta la fecha, al hablar de seducción. Es más, amplias secciones del libro que analizaban las 'señales no verbales' para saber si 'ella' está receptiva y cosas por el estilo recordaba a los reportajes sobre el tema que aparecen en revistas del estilo de Ragazza, SuperPop, o Bravo.
Ello me llevó a pensar que dificilmente estas recomendaciones fueran desconocidas para las féminas ya que convivimos con ellas desde la más tierna adolescencia. Algo que, por cierto, el autor señala: nosotras tenemos ventaja en el mundo de la seducción porque llevamos años hablando sobre ello y perfeccionando nuestra técnica a base de traficar información con las amigas de forma natural. Estoy de acuerdo, pero entonces, hombre, te tiras piedras sobre tu propio tejado ya que la clave estaría en ir al kiosko y comprar una revista femenina....
Igual es porque todas esas ideas ya las conocía, pero el libro no llegó a atraparme en ningún momento y mientras leía no podía dejar de pensar en dos ideas: La primera era que si se trataba de resultar útil a todos los hombres que buscan desesperadamente tener éxito en el sano arte del ligoteo, resultaría obvio para los que tenían ya cierto grado de sociabilidad y de sentido común (lo de ducharse y arreglarse antes de salir a mí me parece de cajón de madera de pino) y poco útil para los que esperaran un manual milagroso sobre el tema ya que no por mucho leer se va a obrar el milagro de convertirse en un ligón de la noche a la mañana, al contrario, la propia autobiografía de David del Bass demuestra que es más la experiencia fruto del 'ensayo/error' lo que hace al Don Juan. 


Poner en práctica todas las recomendaciones del libro implica hacer un despliegue de medios tal que echar un polvo parece más una Jincama o un  juego (al estilo el libro de jugadas de Barney Stintson de la serie 'Como conocí a vuestra madre') que algo serio como, entiendo, el autor propone. La idea de que todo ese trabajo sea para conseguir a la mujer de la vida de uno se plantea (sí, es cierto), pero a costa de considerar todos los ligues anteriores como entrenamiento previo y necesario, lo cual me parece un  menoscabo para todas las conejillas de indias. Sobretodo porque, no se igual soy yo que soy una antigua, pero a mí no me resultaría muy atractivo mantener una relación estable con alguien que ha visitado (o al menos lo ha intentado) más camas que Galerias LoMonaco.
Y ello me lleva a la segunda idea que me sobrevolaba la cabeza cada vez que cogía el libro: El papel de la mujer, a veces pérfida y cruel, riéndose de los pobres incautos y hundiéndolos en la más absoluta de las desolaciones con hirientes salidas de tono; otras más como una princesa mimosa que estima más salir con el chico malo que con un buen chico. Otras como un mero objetivo casi superfluo en tanto que es la técnica lo importante, la mujer solo un punto en el marcador (como en un juego de rol, cada conquista realizada, un grado de experiencia más, más seguridad para pasar al siguiente nivel de dificultad) unida a una cierta condescendencia dirigida hacia ella como en el siguiente fragmento:

"Que una mujer invierta tiempo y esfuerzo en ti es lo mejor que te puede pasar cuando sales a seducir. Prémiala cada vez que lo haga, y recuerda que los seres humanos tenemos una parte instintiva en nuestra forma de comportarnos, similar a los animales cuando se
les da una recompensa o se les castiga. Es como los perros de Pavlov, que al escuchar el sonido de la campanilla comenzaban a salivar creyendo que venía la comida. Cuando una mujer haga algo que valores positivamente, como puede ser gastarte una broma divertida, contarte algo muy personal, sonreírte, etc., tócala. Regálale una pequeña caricia en el brazo o en los hombros, como harías con un niño pequeño que se ha portado bien. Haciendo este gesto premiarás su buena actitud. A la vez, castigarás la mala actitud con una ausencia de contacto físico por tu parte. De este modo la irás acostumbrando inconscientemente a sentirse en la obligación de hacer cosas positivas para recibir su recompensa"
Puede que sea más una cuestión de fondo que algo explícito, y este un ejemplo que probablemente no busca lo que leyendolo transmite, en cualquier caso no me acaba de dejar cómoda (como tampoco lo haría leer algo que hablara del hombre en esos términos).

Vuelvo a repetir que tal vez sea porque soy mujer, pero me cuesta tomarme el libro en serio, quiero decir, ¿realmente todas esas tácticas, estrategias y montajes (en los que vale todo por conseguir el objetivo), tienen cabida más allá de la adolescencia o como texto paródico de una situación bastante más comedida en la realidad? Por ejemplo, si a mí alguien que llega tarde a nuestra cita (solo para, dice el autor, generar más interés en mí) me manda un SMS diciéndome: «Estoy peleándome con unos dragones… Me llevará unos diez minutos llegar, princesa» no se me escaparía precisamente una sonrisa sino una palabrota ya que llegar tarde no es generar interés sino demostrar a la otra persona que el tiempo de uno es más valioso que el del otro y que no te importa nada hacérselo perder. Asímismo, si me entraran en la discoteca diciéndome: "¿Pato o pingüino?", con las mismas me iría porque es una frase tan manida (la he leído y escuchado mil veces) que automáticamente pensaría que esa persona no tiene ni un ápice de personalidad y yo prefiero a los chicos naturales (con sus defectos, sus miedos y sus meteduras de pata, jate tú)

  El libro habla de la seducción en términos que la hacen parecer una cuestión de Estado, recurriendo incluso a la PNL (Programación neurolingüística) para lograr 'conquistar', lo cual me parece excesivo e incluso puede llegar a ser obsesivo. Repito: es mi opinión, pero no creo que para nosotras sea tan importante. El autor lo admite: nosotras tenemos la sartén por el mango ya que lo de la seducción y la charla entre amigas para tender nuestras redes ligonas nos viene de serie. Querido, igual la clave está ahí, en la naturalidad del hecho no en su enseñanza reglada al estilo comando. Lo cual, por cierto, no encaja con la máxima que proclama una y otra vez de que la naturalidad es la clave de cualquier conquista.

 En definitiva, a mí el argumento no me acaba de convencer pero debo ser rara avis ya que en los últimos años han surgido un montón de libros similares: Sexo Code, Apocalipsex, SexCrack, Ligar es fácil si sabes cómo, (todos de Mario Luna, todo un 'ligón'), El método (Neil Strauss), etc. Y también foros y webs que David de Bass refiere y comenta. Está claro que a costa de la inseguridad de unos otros se lo están llevando crudo ya que no son libros precisamente baratos si lo adquieres en una librería, aunque con ello no quiero poner en duda la buena voluntad de los Seductor que quieren compartir sus secretos y dar consejos en una Master Class para que todos se beneficien de sus cuitas.

Le doy las gracias al autor por brindarme la oportunidad de tener una lectura de primera mano de su libro, pero creo que, como dicen los ingleses: It's not my cup of tea. Lo cual no quiere decir que para alguien, especialmente un público masculino, que esté buscando ese tipo de información proveniente de experiencias que se presentan 'de primera mano' no sea un buen material (aunque tampoco va a ser el bálsamo de Fierabrás, tenlo claro). Además reconozco que, vista la biografía del autor, del Bass ha profundizado  en el tema y su obra es un compendio con información que le ha llevado tiempo compilar y experienciar, lo cual es algo positivo. Es más, me parece una persona muy abierta que contesta preguntas personales en su web y que pone mucho interés en ayudar a los que, como a él le pasara antaño, no tienen tanto arte para conseguir mujeres.

Pero más allá de ese planteamiento, creo que este como el resto del libros que he citado al hilo propagan una visión muy 'casanovista' del juego de la seducción y de las relaciones interpersonales. Cuando el primero se convierte en un reto con objetivos y las segundas en logros cuantitativos y no cualitativos, algo se está pervirtiendo. La seducción ha de ser un medio, no un fin en sí mismo, parece que estos manuales están subvertiendo esa relación promocionando unas relaciones superficiales al estilo de Jersey Shore u MYHYV. No sé, esas formas de concebir las relaciones no van conmigo, será la edad o vete tu a saber qué.

viernes, 12 de octubre de 2012

Viernes de Recortes

Hace unos años cierto miembro del actual gobierno decía aquello de 'hay unas líneas rojas de que no se pueden transpasar' aludiendo a que había partidas presupuestarias que no se podían recortar pasara lo que pasara. A la luz de la actualidad, lo que a ellos les parecía que debía ser protegido contra toda tijera no era lo que nosotros pensábamos. En este funesto malentendido quienes lucen desplumadas y famélicas son la Sanidad y la Educación. Si bien la primera ha sido un aspecto central en mi vida los últimos meses, la segunda me acompaña desde hace años y en principio debería haber sido mi futuro. Ahora ya he plegado mis ilusiones de formar parte del cuerpo docente público y los he metido en la maleta de las nuevas ilusiones para que sea simiente de un porvenir distinto. No obstante, me gustaría reconocer el valor de todos aquellos que han sido mis profesores y reconocer la fuerza con la que hoy día están luchando no por defender sus derechos, sino por proteger la educación pública frente a las tijeras de los que no entienden que no hay mayor riqueza en un país que invertir en Educación e Investigación:


En la próxima entrada: 'Secretos de un Seductor' de David del Bass.

sábado, 6 de octubre de 2012

Un féretro en el tocador de señoras, sí, me cautivó el título, aunque la sinopsis no fue tan atractiva:
Una niña bien (rica, pija), que discute con sus papis, con su novio (su 'cari') de toda vida, y realizada como nunca, decide alquilar un apartamento que, ¡Oh my God! está ya habitado, por un fantasma.
Pese a la reticencia inicial decidí concederle una oportunidad porque un planteamiento así podía dar un resultado o muy bueno o muy malo. Digamos que, depues de leerla, en mi opinión no es el primero de los casos.
El estilo de Regina Román me recuerda al de Eduardo Mendoza, pero en malo. Es decir, un lenguaje engalanado de vocablos cervantinos (increíblemente deleitantes en el caso del segundo, forzados y ridículos en el de la primera) dando vida a situaciones desconcertantes que buscan conquistar al lector a través del esperpento cotidiano. Sí, recuerda a Mendonza, pero no es Mendoza. La protagonista pija y su fantasma obsesionado por la moda y los complementos no me dicen nada, son personajes sin profundidad, infantiles, que sucumben a lugares comunes un tanto burdos. Las diferentes escenas de 'acción' se suceden tan deprisa y con intentos tan descarados de resultar cómicas o de emular escenas consabidas de comedias románticas, que dan una imagen de conjunto que recuerda (demasiado) a un libro 'típico' para adolescentes (no precisamente de los de Jordi Serra i Fabra los cuales para mí, tienen una calidad muy superior a la media; u otros ejemplares dignos de considerarse 'literatura' juvenil), es decir ligero, superficial, de situaciones forzadas y argumento predecible. 
La autora, en sus propias palabras, trata de novelar la autoayuda dando un significado profundo a su novela. Sin embargo yo disiento con su presentación estereotipada de diferentes grupos sociales (desde los pijos, hasta los hippies pasando por los homosexuales); en algunos casos muestra clichés tan toscos (sin ánimo humorístico) que pueden resultar incluso hirientes. Una autoayuda, en última instancia, demasiado frívola para mi gusto. Tuve que hacer un esfuerzo para acabarla, para mí una novela totalmente prescindible. Eso sí, el título me encanta :)
 Por cierto, ¿soy la única que piensa que lo de la 'autoayuda' es una contradicción in terminis? al fin y al cabo si la ayuda me la doy yo a mí misma, ¿para qué necesito un libro?... ¡arre unicornio!

viernes, 5 de octubre de 2012


Viernes de San Recortes:
Unos lo quieren cambiar a base de tijeretazos y 'modulación' de derechos, otros pancarta en mano y acciones pacíficas de profundo calado social. Cambiar el mundo es un arma de doble filo, esperemos que los 'cambios' sean en el sentido que apunta, a buen lector, el espíritu cervantino.


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Casi terminando 'El Evangelio de los Reyes Magos' de Zamora Bonilla, pero con un montón de reseñas pendientes que espero ir subiendo a lo largo de la semana, empezando por mañana mismo con 'Un féretro en el tocador de señoras' de Regina Norman.