miércoles, 2 de mayo de 2012

Los juegos del hambre

Las noches en los hospitales son muy largas, pero también muy productivas si te puedes organizar bien y el estado de ánimo y las circunstancias en general lo permiten. La temporada que trabajé de administrativa en urgencias descubrí que el turno de noche me dejaba buenos espacios para dedicarme a la lectura; ahora como acompañante, he aprendido a hacerme un nido de papeles, bolígrafos, portátil y kindle nada despreciable. Si mi anterior compañera para las noches fue Kate Morton y su fantástico El jardín olvidado (tengo que hablar de este libro porque me encantó), la que ha estado a mi lado en esta ocasión ha sido Suzanne Collins y su estupenda trilogía Los juegos del hambre, En llamas y Sinsajo, que en cuestión de días he leído como si se tratara de un único ejemplar estructurado en 3 partes.
Debo reconocer que si elegí estos libros, fue porque el trailer de la película homónima y de reciente estreno, me llamó soberanamente la atención. Me encantaron las pocas notas de la banda sonora, quedé alucinada con el argumento que planteaba y, porqué no decirlo, el título es extremadamente cautivador. Rauda como el viento puse a mi Kindle a funcionar y descargué la trilogía completa. Les he dedicado mucho tiempo estos días, pero no es para dedicarles menos, es casi imposible dejar de leer! Pero, parafraseando a Jack el destripador, vayamos por partes:
El planteamiento, muy similar al que muestra el  trailer, es el siguiente: En un futuro devastado, lo que fuera Norteamérica está dividida en 13 distritos que abastecen de víveres y útiles al Capitolio. Mientras en los distritos se malvive y cada día mueren de hambre docenas de personas, en el Capitolio se vive una orgía de lujo y despilfarro desde que, tras las guerras de los Días Oscuros, se alzara como ciudad dominante. Anualmente el Capitolio les recuerda a los distrtitos su superioridad celebrando unas ‘fiestas’: los juegos del hambre. Para estos juegos se eligen por sorteo a un chico y una chica de entre 12 y 18 años representantes de cada distrito; 24 tributos que serán arrojados a un campo de batalla del que solo puede salir uno con vida. Esa competición a muerte es retransmitida en directo cual reality show, y aclamada por un público que ve en la matanza un objeto de entretenimiento anual.
Cuando empecé a leer tres ‘argumentos’ anteriores me vinieron a la mente, uno de un libro, otro de una película, el último un mito. El libro es 1984 de George Orwell. Salvando las distancias con el clásico, los juegos del hambre emulan esas ruinas en las que se ha visto enterrada la clase media, vigiladas, controladas, dependientes de pantallas de televisión donde los líderes sueltan sus discursos. El contexto es muy similar, sin embargo la trilogía de Suzanne Collins se ha despojado de ese aire ceniciento propio de Orwell para presentar los hechos con colores futuristas más actuales. Curiosamente, y aunque la novela está orientada a un público juvenil-adulto, no edulcora las escenas más crueles. Quizás sí hay una ligera tendencia a cuidar los episodios más dantescos en el primer volumen, pero esa intención desaparece tomo a tomo dejando el argumento desnudo en el tercero. A mí me parece que la autora no abunda en ello, pero no se esconde al mostrarlo. No creo que sea problemático para que lo lea gente muy joven, pero sin embargo la obra ha suscitado sus críticas entre el sector conservador estadounidense dadas sus referencias explícitas a la violencia (quejarse se tienen que quejar, no pueden aguantarse). Pero, en mi opinión si no se sucumbe a la violencia en este libro, el argumento haría aguas.  
Por otro lado la película es un ejemplar del cine de culto japonés que me descubrió hace poco mi amiga Águeda: Battle Royale ( que por cierto, si seguís el enlace, comprobareis que es una película que está basada en una novela y de la que también hay versión manga). Ambientada en un futuro trágico en el que la tasa de paro japonesa supera el 10% (juas, juas, juas, me partía al ver las espectativas de catástrofe económica de los japos), los adultos temen a los jóvenes así que diseñan la ley BR: cada año se elige a una clase de 9º curso y se les arroja a una isla con el objetivo de que se maten hasta que solo quede uno, también bajo la vigilancia del objetivo. Hay quien dice que la novela es una copia de esta película. La autora niega haber conocido la película antes de escribir la novela. Personalmente creo que hay similitudes más que evidentes, pero también diferencias sustanciales que las distancian, entre otras, Battle Royale es una oda al gore, cuando, Los juegos del hambre no se regocijan en la sangre, pero sí la disponen a ojos del lector. Además,  la justificación argumentativa (al menos de la película) es sensiblemente menos profunda que la de los libros de Collins.
Por último el mito, como no podía ser de otra manera, es el de Teseo y el minotauro pues a fin de cuentas, Creta exigía también sus ‘tributos’ condenados a muerte en una suerte de juego, el laberinto (y apuesto a que, de haber tenido la tecnología suficiente, lo habrían retransmitido en toda la Hélade). La autora reconoce que este mito motivó su inspiración, esto y, curiosamente un fortuito zapping en el cual cambió de un canal donde emitían un reality a otro en el que estaban retransmitiendo en directo una zona de guerra.
Bien, aparte de este argumento ya de por sí potente, la trilogía juega (mucho y bien) con temas de rabioso calado filosófico tales como la diferencia de clases, las luchas de poder, los dilemas éticos sobre la muerte, las promesas, la confianza… La cuestión bioética sobre la manipulación genética, la noción de humanidad, libertad y civilidad… Y lo adereza con cuestiones cercana y contextuales tales como el impacto de los medios de comunicación, la pasión por los programas de telerealidad, la moda y muy especialmente la publicidad (principalmente en el 3º volumen). Este aspecto de las novelas me ha gustado especialmente y daría para hacer una entrada con cada uno, pero como entiendo que eso sería abusar de vuestra atención, podríamos resumirlo con las siguientes ideas: ¿cómo domina a la masa la publicidad?, ¿cuál es el poder de la propaganda de guerra?, ¿qué esencia perversa y cruel esconden los realities?, (En este sentido, por cierto, también hay cierta similitud con un antiguo libro que Stephen King publicó bajo el psudónimo de Richard Bachman: La larga marcha. Que también ahondaba en la posibilidad de hacer realities en los que el objetivo principal fuera la muerte de los jovenes) ¿es la desigualdad social un mal endémico no exorcizable en la sociedad humana?, ¿por qué el amor es tan complicado? (Sí, esto también aparece aunque sea de refilón ya que, recuerden, señores y señoras, que es una novela ‘juvenil’ que adolece (aunque con mucha dignidad) de algunos tópicos básicos en cualquier novela cuyo protagonista es un adolescente. Por esto ha sido comparada con Crepúsculo… bien, pues son la noche y el día a nivel literario y argumental, nada que ver la una con la otra, Collins le da mil patadas a Meyer).
Por toda esta compleja trama de cuestiones que plantea dentro de un argumento muy llamativo, me parecen unos libros extraordinarios como lectura trimestral en filosofía (de hecho yo ya los he incluído en mis listas de bibliografía para mis unidades didácticas).  Además están bien escritos, con una prosa distendida y una proporción bastante equilibrada  entre los episodios de acción, los monólogos y las transiciones entre escenas.
La única pega que puedo ponerles es que  yo me quedo con ganas de ahondar más en las cuestiones políticas del Panem y trabajar un poco más esa relación entre la realidad televisiva, la publicidad y la deshumanización a la que son propensos los que observan (u observamos) a través de una pantalla (si es que la cabra tira al monte y la estudiante de filosofía al gusto por los mamotretos discursivos… ¡qué le vamos a hacer!).
En conjunto el 2º tomo, En llamas, pierde fuerza respecto al 1º, Los juegos del hambre, y resulta ligeramente reiterativo mientras que el 3º, Sinsajo,  aunque entretenido, es un producto con más calado reflexivo que acción, que a veces se entretiene demasiado en episodios de transición. Sin duda, el proyecto de Los juegos del hambre debió proyectarse por separado para un público joven, y sin duda hará las delicias de estos, sin embargo En llamas y Sinsajo viran más hacia las exigencias de un lector más maduro. Aun así, debo confesar, que no sería capaz de decir que alguno de ellos ‘es el mejor’, cada uno se gana el derecho ha ser elegido por méritos únicos contra los que los otros no pueden competir.
En fin, es una gran trilogía que, sin lugar a dudas, volveré a leer. También tengo ganas de ver las películas porque me gusta la actriz que han elegido para hacer de Katniss y parece que han tratado de ser lo más fieles posibles al libro… aunque espero no desilusionarme como me suele pasar. ¡Oh, mundo cruel de las adaptaciones cinematográficas que fustigas y despedazas grandes argumentos! No te claves con los juegos del hambre, por favor.

6 comentarios:

  1. Tengo esta trilogía pendiente, no me llamaba mucho pero tantas críticas positivas me han despertado la curiosidad
    besos

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  2. No conocía ni la trilogía ni las películas que mencionas, pero por lo que cuentas pinta bien tanto lectura como visionado.El argumento parece de actualidad...
    A quien sí he leído es a Kate Morton, con su "La casa de Riverton". Tengo "El jardín olvidado" reservado para el verano: espero tu post.
    Pensaba que eras estudiante de filología, por la cantidad de libros que lees. Me recuerdas a mi época moza, en la que salía a libro diario (ahora estoy en la postmoza, eh).
    Besets

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    1. Posiblement suba la reseña de 'El jardín olvidado' la próxima semana, porque ya la tengo escrita, pero te adelanto que es uno de los mejores libros que he leído en el último año.
      La confusión es común, aunque tradicionalmente los filósofos también tenemos un gusto especial por la literatura, aunque quizás uno más estrambótico, jejeje. En realidad técnicamente ya no soy estudiante, más bien soy doctoranda pero la carrera de filosofía es una de las pocas en las que cuando terminas no puedes decir directamente: soy filósofo/a.
      Un besote, en breve te mando un mail.

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  3. Hola, me ha encantado tu reseña. Curioso lo que cuentas de Battle Royale. Coincido en casi todo lo que dices contigo y también estoy deseando ver la peli. Me falta por leer el tercero.
    Besos

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    1. Gracias. Yo espero poder verla esta semana, aunque estoy oyendo críticas no muy favorables de los fans de la saga... El tercero es muy distinto de los otros dos, cuando te lo leas no dudes en pasarte por aquí y contarme qué te ha parecido ;). Besos!

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