lunes, 14 de julio de 2014

Reseña: Trilogía del Baztán. Legado en los huesos

Y recién terminado El guardián invisible pasé, como si simplemente pasara de hoja, a Legado en los huesos. Hay una continuación casi natural entre los dos libros que, aunque distan entre sí unos buenos 8 meses de tiempo de la novela y menos de un año en tiempo real (aunque ya sabemos que eso para un lector enganchado equivale a una eternidad), se pueden leer perfectamente como uno solo.

Volvemos a reencontrarnos con la agente Amaia Salazar que a la luz de los acontecimientos que se relataron en El guardián invisible ha sufrido una transformación personal y profesional evidente. Su marido perfecto sigue siendo perfecto, la tía Engrasi sigue siendo un personaje encantador que da vida a todo el pueblo de Elizondo. En fin, volvemos a lo que ahora ya es un lugar conocido donde el mal vuelve a cernirse. Quizás por eso ahora la autora decide tomarse los ataques en el Valle como algo más personal tanto para los personajes como para el lector. Y lo consigue. Es imposible no sentirse herido en lo propio por la desfachatez de los actos criminales ahora que conoces el lugar.
El nuevo caso, que esta vez se ramifica en una historia ligeramente más compleja que avanza a lo largo de tres investigaciones separadas, comenzó en el libro anterior como una sugerente pincelada discordante que al terminar el epílogo resaltaba poderosamente. Ahora, Dolores Redondo apunta esa pincelada que se extiende generando este nuevo argumento tanto o más intrigante ( e intrincado) que el otro y que nos vuelve a asomar a las tripas del trabajo policial y a la ventana personal que nos aboca a los problemas familiares de Amaia.
En El guardián invisible nos encontrábamos a una protagonista cientificista que rehuía de las explicaciones mitológicas o mágicas que su tía, una consumada echadora de cartas de la que no nos cabe la posibilidad de ridiculizar por ingénua ni en una sola ocasión, trataba de convencer de que su descreimiento era injustificado. Ahora parece que la tía Engrasi arrastra cada vez más a Amaia a su terreno y el plano más 'realista' es invadido poderosamente por el aspecto 'mágico' en un desequilibrio que transforma el conjunto en algo más 'ficticio' (¿cabe este adjetivo para hablar de una novela?) que su predecesora. Tal vez este viraje sea la única pega que puedo poner a un libro que en general me ha gustado mucho mucho.
Encuentro en ese repentino protagonismo mágico ecos de una tendencia presente en otros libros y películas. Me vienen a la cabeza la película Luces Rojas o la serie True Detective ¿Qué problema hay con que los personajes cínicos, cientificistas o escépticos, que niegan la existencia de fantasmas, providencias, basajaunes o damas del lago sigan siendo escépticos,
cientificistas y cínicos al final? ¿por qué ese empeño en 'convertir' a los no creyentes? el acoso y derribo que sufren los que no comulgan con lo paranormal es incesante y parece que no puede darse un cierre completo si no hay una conversión, a lo Pablo de Tarso, en el último momento. "La verdad está ahí fuera" decían en Expediente X donde no cejaron en el empeño de convertir a Scully en una creyente (Believer que no Belieber, por el amor de Dior) dejando la 'puerta abierta' a la explicación paranormal (cuando todos los que veíamos Scooby Doo sabemos que no hay caso paranormal que no pueda ser explicado por un malvado empresario disfrazado y una mesa de efectos de sonido). Bueno, con cariño y sin acritud, respetando mucho las creencias de todo el mundo y desde el respeto que me produce tanto el trabajo de investigación sobre la mitología del Valle de Baztán así como la gracia a la hora de introducirla en el relato, en esta ocasión tanta mágia y tantos giros motivados por 'lo inexplicable' me resultan un poco cargantes. Sobretodo porque la trama ya es lo suficientemente potente por sí misma, no hace falta añadirle elementos mágicos que la hagan brillar porque ya brilla. Como diría Jordi Cruz en Masterchef: Si el producto es bueno no le pongas nada más. Si tienes una Langosta no la hagas con gambones y vieiras, la langosta luce sola (bueno, más o menos, ¿conocéis a las Gurmés?).
Pero bueno, salvo por esta crítica, con Legado en los Huesos, Dolores Redondo se reafirma en el panorama literario con una novela que no tiene nada que envidiar al mejor thriller americano.
He leído por ahí que la trilogía se convertirá en cómic y también en peli. Yo con que en breve se publique el final me doy por satisfecha ya que, aunque cada novela es autoconclusiva, los hilitos sueltos que la autora deja colgando de las costuras, aunque son pequeñitos, aunque casi no se ven... ¡¡¡Me llenan de curiosidad!!!

2 comentarios:

  1. Espero que esté mejor que el otro, porque vaya pifia..

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  2. Ufff, no sé Leira. Si no te gustó el primero dudo que te guste el segundo porque prácticamente es la misma novela pero fraccionada. Besos!

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