domingo, 1 de diciembre de 2013

IRA LEVIN y la creación de ambiente



Los rankings de Halloween me dejaron en el kindle un par de novelas a las que quería echar un vistacillo. Una de ellas fue La guarida de Shirley Jackson. Recordaba haber visto la película (protagonizada por Catherine Z. Jones, Liam Nesson y Owen Wilson entre otros) y no era un buen recuerdo precisamente. Así que resolví leer la novela para comprobar si se confirmaba aquello de que el libro siempre es mejor. Me desilusionó bastante. Los personajes eran planos, las situaciones poco creíbles (bueno, es una historia de fantasmas, no se le pueden pedir peras al olmo. Me refiero a que no se prestaban a generar en el lector la atmósfera terrorífica que habría cabido esperar). La siguiente fue Rosemary’s baby de Ira Levin y aquí si que mejoró el asunto, aprovechando las fechas y el frío, ¡vamos al turrón!
Rosemary’s Baby, conocida en el territorio español con el título nada revelador de La semilla del diablo, es una de esas películas que todo el mundo conoce pero que poca gente ha visto entera. Yo empecé el libro sin recordar la película (digo sin recordar porque me consta haberla visto en la tele cuando era pequeña) y
descubrí una novelita que genera una expectación y una atmósfera opresiva como pocas he leído. El argumento se encargó de spoilearlo el que tradujo el título: Rosemary espera un hijo y el niño es el vástago del mismísimo Belcebú. Eso sí, la futura mamá de eso no tiene ni idea y va comprando ropita de bebé y pañales como si de cualquier otra criatura se tratara.  Alrededor de la Rosemary empiezan a ocurrir cosas extrañas. El nuevo apartamento, las ‘bienintencionadas’ atenciones de sus vecinos, todo el mundo parece mimarla y desear el nacimiento de su pequeño, pero a ella todo le parece sospechoso, ya no sabe a quién creer ni qué hacer eso sí, sabe que pase lo que pase ella tiene a su bebé. ¡Ay, coneja! ¡No tienes por dónde escapar, vayas donde vayas un feto con patas de carnero se te agarra a las costillas! Claro, y esto lo sabe el lector, Levin se encarga de sugerirlo, pero solo pueden seguir leyendo y línea tras línea ver cómo se acerca la fecha del parto mientras la atmósfera va oscureciendo cada vez más… Y tras esta apabullante antesala (de partos), el libro se resuelve en nada. Y ahí me quedé yo, deseando un capítulo más y maldiciendo a Ira Levin. Eso sí, mientras buscaba la segunda parte de la novela y terminaba despreciándola al leer la sinopsis (y los comentarios de otros bloggers, todo sea dicho) terminé encontramos Las poseídas de Stepford y allá que me fui de cabeza, qué le vamos a hacer, soy irremediable.
Las poseídas de Stepford es la novela en la que se basa la película de Nicole Kidman Las mujeres perfectas. Tenía buen recuerdo de la peli, y viendo que del género de terror pasaba directamente a algo más próximo a la comedia sin cambiar de autor, me adentré entre sus páginas. Vaya por dios, me la volvió a jugar Levin.  Joanna, nuestra protagonista, se muda a la localidad de Stepford donde todas las mujeres son… perfectas. Cabelleras de anuncio de Loreal, maquillaje aplicado con esmero, cuerpos esculturales, madres
entregadas y amas de casa diligentes que no hacen más que fregar, barrer y cocinar galletas de chocolate. Joanna, una mujer liberal que tiene muy claro que su vida no se reduce a su hogar, no congenia con sus vecinas. A medida que pasa el tiempo parece que las mujeres que viven en Stepford cambian y se convierten en mujeres perfectas pero, ¿por qué? Buena pregunta. Yo aún estoy esperando que Levin me lo explique (normal que en la peli tuvieran que guionizar un final alternativo porque el de la novela es un chasco). De nuevo genera una atmósfera de expectación extraordinaria, sufres con Joanna y no sabes si ella misma también sucumbirá al cambio. Y entonces, cuando parece que vamos a vislumbrar el desenlace… ¡Se acaba! Así sin más.

Así que he decido varias cosas. Me gusta cómo escribe Ira Levin, le concedo que tiene una imaginación pasmosa para crear escenarios de conspiraciones y de verdad que te hace sufrir por los personajes. No todos los autores saben construir una atmósfera despacio, sin prisas, que se vaya cerrando sobre el lector y los personajes hasta tal extremo que no puedas dejar de leer con la esperanza de escapar antes de que la salida se cierre por complto. Pero me fastidia mucho que los finales sean tan descafeinados así que, con dos he tenido suficiente. 

P.D. La próxima entrada será la reseña de El último deseo del cangrejo de Roberto García Cela.

2 comentarios:

  1. Como escribes tan poco frecuentemente, creo que se nos olvida pasar por aquí. No te digo más que me alegro de tu vuelta porque cada vez que lo hago, vuelves a desaparecer: así que prefiero tocar madera.
    Es una pena que Ira Levin comience tan bien, siga y luego acabe tan flojucho: no conozco ningún libro suyo, no puedo hablar. Pero la película "La semilla del diablo" me encantó y formará siempre parte de mi imaginario.
    Besos

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  2. Jajajaja, no desaparezco, es que tengo una periodicidad impredecible. Siento no ser tan regular como antes, pero ando bastante atareada entre unas cosas y otras y al final del día no me apetece ponerme a escribir...
    Estas próximas semanas habrán varias entradas con lo último de Roberto García Cela y alguna que otra sorpresilla más. ¡Ya está todo escrito y preparado así que está asegurado!
    Yo re-ví la película cuando acabé el libro y la verdad es que sigue a pies juntillas el libro. Página a página. Eso sí, por lo que parece las secuelas de Damien son fruto de la imaginación de los guionistas.
    Besos!!!

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