lunes, 22 de julio de 2013

Lecturas...

He estado meses picoteando páginas de aquí y de allá sin terminarme ninguna novela. Después de leer hasta el hartazgo cosas por obligación, mucho tenía que currárselo el novelista para que pasara mis ratos de ocio leyendo 'un poquito más'. Volví a intentar reengancharme con 50 Sombras de Grey y no hubo manera (me rindo, definitivamente, quizás escriba una entrada contando porqué), leí en diagonal (ya que me salté casi tantas páginas como leí) Los sin nombre de Ramsey Campbell (pintaba bien, pero a partir de la página 40 se estropea para resolverse en nada. Una novelilla de pseudoterror con lugares comunes más que trillados. Completamente prescindible). Perturbado de Paul Harper, fue otro de los intentos, pero tampoco me llamó demasiado la atención: un thriller que avanza a trompicones y concluye sin sorpresas.

 

Le siguió Nada de Carmen Laforet. No me disgusta, pero no es novela para el verano. Lo mismo me pasó hace un par de años con La elegancia del Erizo, fué una novela que me gustó pero que no podía leerse a 34º ni debajo de una sombrilla. El invierno me llevará de nuevo a la Barcelona de postguerra junto con Andrea.


Intentando encontrar tierra firme en este periplo literario, terminé resguardándome en Las horas distantes, de Kate Morton. Era una apuesta segura. Novela gótica, personajes apasionantes y un argumento intrigante. No podía fallar.
 
  Morton tiene una serie de tópicos que maneja con soltura y que te estrechan acogedoramente en cada una de sus novelas. Uno de ellos es que sus obras son femino-céntricas. Todos los personajes principales (y gran parte de los secundarios) son mujeres. La profundidad con la que modela tanto los carácteres de ellas así como las diferencias entre sus carácteres y sus circunstancias, es tan humana que resulta imposible no sentirse próxima a sus venturas y desventuras. Otro es el puzzle que compone al entrelazar las líneas temporales del pasado y el presente. Personajes muertos desde hace años pero que condicionan el presente, reviven para contar su historia y completar las lagunas que atormentan a los protagonistas del presente y cuyos secretos solo el lector conocerá (y en ocasiones querrá gritárselas a los personajes que las ignoran).
Las Horas Distantes nos cuenta la historia de una editora amante de los libros antiguos, que termina descubriendo parte del pasado de su madre (una de las niñas londinenses que fueron refugiadas durante la Gran Guerra) y el secreto que esconde su libro preferido desde su infancia: La verdadera Historia del hombre de barro. Esta sería la sinopsis de la novela de Morton. Apareceran ancianas cuya vida durante la guerra se desgranará gota a gota, mostrándonos sus pasiones y sus flaquezas. Habrá un castillo de piedras oscuras y frios corredores. Habrán niños curiosos que presencian cosas que aún no comprenden. Y por supuesto habrá un misterio latente que mantendrá al lector en vilo hasta la última página (textualmente). Una buena novela para el verano (o para el invierno, con esta no hago ascos estacionales). 
Los libros de esta autora me encantan, pero de este me ha maravillado el pequeño fragmento de "La verdadera historia del hombre de barro". Pocas veces tan pocas palabras me han abstraído tanto de la realidad. Una pequeña maravilla envuelta en un pañuelo de seda.


3 comentarios:

  1. Una artista de la pluma y la explicación de las narraciones que merece la pena leer.

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  2. A mí también me gusta mucho la Morton. Me bajaré al kindle esta que recomiendas ahora.
    La prueba de las 40 páginas es para mí crucial. Si un libro no las supera, lo dejo al instante. ¡Hay tanto por disfrutar!!!

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    1. Tienes toda la razón, Coe. Yo ultimamente con lo del Kindle me he vuelto menos exigente y hasta me adelanto hasta el final para ver si 'hubiera mejorado'. Pero nada, si 40 páginas no dicen nada, es raro que lo haga el resto :P

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